Bien, siempre olvido decirte lo que realmente importa, siempre me quedo
sin palabras cuando hablo contigo, son tantas cosas las que quiero
compartir que me asalta esta especie de inseguridad en mis
argumentos... Olvido decirte que te quiero.
Yo, un idiota con
la cabeza afeitada y poco más dejo mucho que desear en todo lo que
toco, en todo lo que pretendo plasmar... Nunca acierto en la diana,
me queda sólo esta sensación de saber que me queda algo por decir, que
me queda otra oportunidad, siempre existe ese resguardo que me salva de
mis autismos sentimentales.
Yo, un idiota con la cabeza afeitada, no
soy sólo esa voz en off que vacila de una prepotencia que le provoca
esta sociedad en la que vivimos, me refugio en mis debilidades y eso se
nota, vamos que si se nota... Soy algo más.
Siempre he
creído que lo que se expresa escribiendo no se es capaz de volver a
reproducirlo hablando y eso es algo que tengo marcado en todo lo que
digo en cada caldo que lidio con buen o con mal pie, lo siento pero
entre otras cosas soy humano y entre otras cosas sufro la debilidad de
ser vulnerable a lo que siento...
Llevar esta amistad,
esta complicidad en silencio, en el letargo de la oscuridad me está
haciendo crecer como persona y cuanto menos como ciudadano X.
Estoy aprendiendo de ti, no sé quizás el qué y el cómo pero siento la
necesidad de desafiar al mundo tras hablar contigo, siento la
prepotencia de mirar por encima del hombro al resto del planeta tras
colgar la conversación de rigor con la cual alimentas algo más que este
vacío que a veces me abduce... Alimentas mi corazón.
Ha sido
muy grande dar contigo y mucho más grande es el saber a ciencia cierta
que es cierto, que pasa el tiempo, ya casi dos meses y esto funciona,
seguimos al pie del cañón con esas ganas dementes de querer mucho mas,
de querer lo que por derecho la vida nos debe, de querer que todo salga
bien... Estoy muy seguro de ti, eso me hace partícipe de una paz
interior que no he sabido canalizar a lo largo de mi vida y que por
mera casualidad me veo obligado a enfrentarme a mi mismo. Me siento
extraño al verme reflejado en el espejo, al hablar solo de temas que
quizás nunca hubiese tocado y que por supuesto estaban destinados a ser
pasto del olvido por la más absoluta manía esta de reprimir lo que
hierve bajo la piel...Bajo la piel del corazón.
Cada vez me
ahoga más esta impotencia del teclado y me limito a escribirte todo
aquello que por miedo no sé como decirte... Me atraca el impulso
de morir en tus brazos, de morir en tus palabras para más tarde buscar
el exilio en tu aliento y poder sentirme fuerte...Te echo de
menos. Todo siempre es mucho más sencillo y como tal mucho más duro que
la misma realidad y como tal, valga la redundancia, mucho más
cercano...
Quisiera pregonar lo que te quiero a voces
sordas de teclado, quisiera gritar este vacío de no tocarte, quisiera
llorar las noches que me gustaría que estuvieses por aquí, pero me quedo
con el consuelo de que sé que cobraré todos los intereses, de que
saldaré esta deuda en algún momento, mientras tanto pago aduana al
cruzar algún mensaje a tu móvil, pago el impuesto revolucionario por
haberte conocido, pero me siento especial por sentir bajo mi piel lo que
me trasmites y eso me hace ser algo más que un personaje anónimo
destacado entre tanto sentimiento por atar...
Son
tantas las cosas que te quiero preguntar, son tantas las vivencias que
quiero compartir, son tantas las ganas de seguirte el rastro que no me
veo capaz de empezar yo solo... Es inevitable, juegas un papel clave al
día de hoy en esta partida de ajedrez que no es otra que mi vida, sin
trampa ni cartón, esta partida de ajedrez, recuerdo que siempre se ha
visto destinada a quedarse en tablas, por fin comienzo a saber que puedo
conseguir el jaque mate.....
Reconozco que soy débil, este correo lo
pone de manifiesto, pero claro eso tú ya lo sabes...Yo sé que
lo sabes y es por esto que todo lo que pretendo plasmar cobra sentido
por si solo... Te echo de menos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario