lunes, 1 de octubre de 2012

Hay unos cuantos pajaros aqui

y uno de ellos me ha susurrado sutilmente al oído que te apetece verme, que te apetece sonreír conmigo al lado y que cualquier problema que tengas se puede solucionar fácilmente cogiéndome de la mano y yéndonos juntos a comer por ahí o a sentarnos en cualquier sitio. Que te comen las ganas de comerme y que te pueden las ganas de olerme y tocarme el pelo y que te agarre entre mis brazos, que necesitas que te vuelvan a temblar las piernas al mirar mis ojos o al escuchar esa estridente risa que me caracteriza. Además el pajarito me ha dicho que yo no le puedo engañar, que necesito que me sonrías y me cojas de la mano, que me vuelvas a llamar bebé o simplemente tonto, que vuelvas a ponerme el cuello a la altura de mi nariz y morir de placer, que necesito sentir que estamos ahí, juntos, venga lo que venga y que nadie podrá pararnos a lo que le he respondido con una mirada que ha confesado todos esos secretos y unos cuantos más. El pájaro me ha dicho que te diga que eres preciosa, que tu pelo es una bendición y que sabiendo que no eres perfecta, más quisieran millones de personas parecerse a ti. Un S desde su cama.

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